domingo, 11 de septiembre de 2011

¡ÚLTIMA HORA! FIDEL PRETENDE RESUCITAR A NIKITA

Autor: Héctor Peraza Linares
hector.peraza.linares@hotmail.com
www.hectorperaza.blogspot.com
Madrid


Fidel: ¡Sigüaraya!

Raúl: ¿Qué?

Fidel: ¡Rompesaragüey!

Raúl: Despiértate.

Fidel: ¡Un chivo negro!

Raúl: Estás soñando.

Fidel: ¡Cascarilla!

Raúl: (llama a una enfermera).

Fidel: ¡Polvo de sapo!

Raúl: (repite la anterior llamada)

Fidel: ¡Sangre de gallo!

Raúl: (sacude a su hermano por los hombros)

Fidel: ¡Mubarack!

Raúl: (le grita) ¡A Mubarack le dio un patatún!

Fidel: (canta, imitando a Lady Gaga)

Don`t call my name
Don call my name,
Alejandro.

Raúl: (canta, imitando a Shakira)

Yo soy loca con mi tigre
loca, loca, loca
soy loca con mi tigre
loca, loca, loca.

Fidel: ¡Y de qué van, van!

Raúl: ¡No me vengas con ese tupe, que los diez millones no fueron!

Fidel: ¡Ahora sí vamos a construir el socialismo!

Raúl: Estás hablando cáscara de piña.

Fidel: Los diez millones no fueron, pero, ¡vamos a convertir el revés en victoria!

Raúl: En Victoria de las Tunas, declaró, Elio Revé, el difunto director de la orquesta Revé.

Fidel: Canta, imitando a Revé en su canción “Mi Vecina”:

Yo tengo una vecina
que se ha vuelto loca,
se ha vuelto loca,
por saberlo todo,
casi vende hasta su ropa.

Raúl: (sigue la letra de la canción)

Deje el chisme
que yo no quiero lío
dale tumbao, el grito
Deje el chisme
que yo no quiero lío.

Fidel: (continùa con la canción)

Chismosa, chismosita,
chismosa, chismosita,
chismosa, celosa,
chismosita.

Raúl: (mientras tira unos pasillos, por los pasillos del hospital)

Hay una cantidad de chisme en este mundo,
¡Ay! pero que a mí qué me da.
¡Ah, si a mí no me importa na!
¡Ah!

Fidel: (concluye la letra de “Mi Vecina”)

Pero no sigas comentando
que todo el mundo te anda diciendo en la calle,
¡mira, no sigas chismoseando!

Raúl: ¡Lo que quiero es que vuelvas a la realidad!

Fidel: (canta, imitando a Lady Gaga)

You know that I want you
and you know that I need you
I want a bad, your bad romance.
¡Ga – ga – ooh – la – la!

Raúl: (hablando para sí mismo) ¡La gaga lo tiene loco!

Fidel: ¡Camarada, Ceausescu!

Raúl: ¿Por qué no te callas?

Fidel: ¡Somoza!

Raúl: ¡Solavaya!

Fidel: ¡Trujillo!

Raúl: ¡Pa’llá! ¡Pa’llá!

Fidel: Payá, premio Nobel de la Paz 2011.

Raúl: Ése es un contrarrevolucionario.

Fidel: César: ¡Quoique tu, fili mío!

Raúl: ¡Papá!

Fidel: Mubarack, yo soy el faraón del Caribe.

Raúl: Tú eres Papá Faraón.

Fidel: La Penélope, me ha dejado por Bardén.

Raúl: Y Shakira, te ha puesto los cuernos con Piqué, un futbolista del Barça.

Fidel: Me queda la Gaga.

Raúl: Esa es de Patria o Muerte.

Fidel: El sistema cubano no funciona. No sirve pa’ ná.

Raúl: O rectificamos, o nos hundimos.

Fidel: Señores de la ONU: ¡I’am not comunist!

Raúl: (llorando) Me vas a volver loco, loco, loco.

Fidel: ¡Viva Kennedy!

Raúl: Está muerto.

Fidel: ¡Viva Ochoa!

Raúl: Está muerto.

Fidel: ¡Viva Camilo!

Raúl: Está muerto.

Fidel: ¡Viva yo!

Raúl: Estás casi muerto.

Fidel: (enloquecido) ¡Nikita, o tiras los cohetes o te mato!

Raúl: Nikita está muerto.

Fidel: ¡Ordena que lo resuciten!

Raúl: ¿Por qué quieres que lo resucite?

Fidel: Quiero que haga lo que, en 1961, le dije que hiciera, y no hizo.

Raúl: ¿Deseas que, Nikita, tire los cohetes atómicos contra Estados Unidos?

Fidel: Positivo, compañero.

Raúl: ¿Por qué, cincuenta años después, quieres que Nikita haga eso?

Fidel: Para disfrutar a plenitud, antes de morir, del único placer que no he tenido en la vida.

Raúl: ¿Cuál?

Fidel: ¡Ver la destrucción del mundo!


Nota del autor: Autorizo la reproducción, siempre que vaya acompañada de mi acreditacion, blog, y correo electrónico.

EL FANTASMA DE CEAUSESCU VUELA SOBRE LA HABANA

Autor: Héctor Peraza Linares
hector.peraza.linares@hotmail.com
Madrid


La Habana es un hervidero de gente. En sus calles, parques y edificios sólo se escuchan gritos y consignas. Jóvenes soldados y oficiales disparan al aire sus pistolas y ametralladoras. El día más temido por Raúl ha llegado: el pueblo pide su cabeza y la de su hermano. Fidel, que ha perdido completamente el juicio, repite una y otra vez:

- ¡I’am not communist!

Raúl y Fidel están solos. Cientos de miles de personas rodean el edificio donde ambos se encuentran.

-Compañeros y compañeras – comienza a decirle Raúl a la enardecida muchedumbre – la revolución hoy es más fuerte que nunca… - los gritos de la multitud no le permiten continuar el discurso.

El representante de la muchedumbre allí congregada, se le acerca, y le espeta a la cara:

-¡Tú y Fidel son unos asesinos, y hoy los vamos a ajusticiar!

- ¡Viva Torquemada! – se oye decir a Fidel.

¡Mueran los Castro! – Grita la multitud.

¡Viva Margaret Thatcher! ¡Abajo el IRA! – proclama Fidel, desde su lecho de enfermo.

-¡Cállate Fidel! – Le ordena Raúl.

Fidel, que en su letargo no escucha a Raúl, chilla:

- ¡Viva la inquisición!

Raúl llora y le suplica, arrodillado, al enardecido gentío:

-¡Tengan piedad de nosotros, que somos dos ancianitos!

- ¡Tiemblen los tiranos ante hombres que son capaces de morir por sus ideas! proclama Fidel, apuntando con el dedo índice de su mano derecha hacia el techo. Acto seguido pregunta: - ¿Voy bien, Camilo?

Al escucharlo, Raúl, indignado, le grita:

- ¡No menciones a ese tipo, que tú me ordenaste que lo matara!

- ¡Vivan Camilo y Hubert Matos! – manifiesta Fidel, mientras trata de sentarse en la cama.

El representante del pueblo allí reunido, ya no es un hombre. Es una mujer vestida de blanco, que porta una flor en una de sus manos. La mujer se le acerca. Raúl confunde la flor con una ametralladora. La Dama de Blanco le apunta al pecho con la flor, y le exige la libertad de los presos de conciencia.

Raúl le ruega:

- ¡No dispare! ¡Le prometo que ahora mismo voy a liberar a todos los presos políticos!

- ¡Abajo Chávez! ¡Viva Bush! – Vocifera Fidel, mirando fijamente a la Dama de Blanco.

En ese momento aparece en escena el fantasma de Nicolae Ceausescu, con el cuerpo ensangrentado de pies a cabeza. El ex dictador de Rumanía, bamboleándose, se acerca a Raúl, y le susurra al oído:

- No te preocupes. Ni tú ni Fidel morirán, por ahora, porque tú puedes hacer lo que no pude realizar yo cuando soldados del pueblo rumano nos ajusticiaron, a tiros, a Elena y a mí, el 25 de diciembre de 1989.

La Dama de Blanco vocea un nombre, que corea repetidas veces la multitud:

¡Viva Orlando Zapata Tamayo!

¡Viva Hitler! – Brama Fidel.

Raúl, tranquilizado por lo que puede hacer que no pudo llevar a cabo Ceausescu, deja de llorar. Ríe socarronamente, se da un trago de ron, y les manifiesta, recuperando su tono autoritario, al representante del pueblo y a la Dama de Blanco:

- Ja-ja-ja, bien aconsejado por el camarada Ceausescu, voy a urdir algo que les impedirá ajusticiarnos a Fidel y a mí, y que me permitirá mantener en las cárceles a los presos políticos.

- ¿Qué? – le preguntan la Dama de Blanco y el representante del pueblo cubano.

- Despertarme – les responde Raúl.

Y, tras un largo ronquido, se despierta.