Autor: Héctor Peraza Linares
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hector.peraza.linares@hotmail.com
Madrid, 13 de septiembre de 2010
Raúl: ¿Le dijiste o no le dijiste al periodista Jeffrey Goldberg, de la revista The Atlantic, que el modelo cubano no funciona?
Fidel: La verdad es que sí se lo dije; pero la culpa de haber dicho ese disparate no es mía.
Raúl: ¿No? ¿De quién es la culpa?
Fidel: ¡De la Jennifer López!
Raúl: ¡¿Es que J. Lo, como le dicen sus fans, es de la CIA?!
Fidel: No. No se trata de eso.
Raúl: ¿De la KGB?
Fidel: ¡Qué no, hombre! ¡Qué no!
Raúl: ¿Es brujera, y te ha hecho algún “trabajo” pa trastornar tu trastornado cerebro?
Fidel: No. Nada de eso.
Raúl: ¿Es que ella es musulmana, y te la ha enviado Ahmadineyad, como venganza, porque en esa entrevista le dijiste al dirigente iraní que deje de difamar a los judíos?
Fidel: No. No. No. La culpa la tiene esa mujer por otra monumental razón.
Raúl: ¿Cuál es esa monumental razón?
Fidel: ¡Su monumental culo, que me vuelve loco cuando lo veo!
Raúl: ¡Pero cómo te pudo trastornar su culo si ella no estaba en la entrevista!
Fidel: ¡Sí estaba ella allí! ¡Ella sí estaba allí! ¡Qué yo no estoy loco, coño!
Raúl: ¿Allí? ¿En la entrevista? ¿Dónde estaba J. Lo?
Fidel: ¡En las rodillas de Jeffrey Goldberg!
Raúl: ¿En las rodillas de Jeffrey Goldberg?
Fidel: ¡Sí! ¡En sus mismitísimas rodillas!
Raúl: ¿Cómo fue que llegó ella hasta las rodillas del periodista?
Fidel: Porque el tipo, en medio de la entrevista, sacó de su portafolio una revista española del corazón, la abrió más o menos por la mitad, y se la puso en sus rodillas. ¿Te imaginas ya de quién eran las fotos que mostraba en esas páginas la revista HOLA?
Raúl: ¡Seguro que de Ricky Martin después de su salida del armario!
Fidel: ¡No, chico! ¡No! ¡En esas fotos quien aparecía, en poses espectaculares, era la Jennifer!
Raúl: ¿J. Lo?
Fidel: ¡Ella mismitica! El periodista me dio la HOLA para que yo la ojeara.
Raúl: ¿Y tú qué hiciste?
Fidel: La cogí en mis manos. Cuando tuve cerca de mis ojos las fotos de la Jennifer, y las de su monumental retaguardia en muy variadas y provocativas posiciones, el corazón me comenzó a latir a 500 revoluciones de Patria o Muerte por minuto. En ese preciso momento, Goldberg, inteligentemente, al verme embelesado, medio aturdido, y lujurioso, me hizo la pregunta acerca del modelo cubano.
Raúl: ¿Y tú qué hiciste?
Fidel: Yo, entonces, con un ojo clavado en el trasero de la Jennifer, el mejor del mundo, y con el otro mirándome la portañuela, con amargura y preocupación, le respondí a Goldberg:
¡El modelo cubano no funciona!
Nota del autor:
Autorizo la publicación de esta sátira siempre que vaya acompañada de mi debida acreditación, blog y email.
domingo, 12 de septiembre de 2010
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