viernes, 29 de octubre de 2010

DIARIO DE UN LOCARIO (3)

Autor: Héctor Peraza Linares
hector.peraza.linares@hotmail.com
www.hectorperaza.blogspot.com
Madrid, 29 de octubre de 2010

Me he pasado el día preparando el traje que me pondré pa la noche de Halloween. Quiero meterle un buen susto a Chávez. Él no tiene que disfrazarse. Es idéntico a un gorila. Pa que nadie me reconozca, he pensado en vestirme de minero chileno. Está de moda. Con un overol, un casco con su linterna, y unos espejuelos negros Oakley Radar. No. No. Sería reconocer que el derechista, Piñera, hizo bien las cosas pa rescatar a los 33 mineros. Cristo murió a los 33 años. ¿Casualidad? Resucitó a esa edad. Los mineros casi que resucitaron. El número es el mismo. Buena cábala. Le diré a Chávez que me le ponga mil dólares a esa cifra, en la lotería que tiene en Venezuela. Byron también murió a los 33 años. Entre poema y poema, y entre trago y trago, se acostaba con su hermana. Yo con quien quiero acostarme, en una misma cama, es con la Paris Hilton, la Pataki, la Kuornikova, la Madonna y la Lady Gaga. Pensándolo bien voy a volver a poner la lotería aquí. El banco pierde y se ríe. Mejor me disfrazo de Lady Gaga. Está superbuena y quiere, al igual que la Paris, la Pataki, la Kuornikova y la Madonna, casarse conmigo. La Gorda hace rato que no viene a verme. Está celosa porque anoche me acosté con doscientas titis. ¿Voy bien, Camilo? Me sigue jodiendo la frasecita. La Gaga se presentó al público hace unas semanas con un vestido hecho de filetes de ganado vacuno. No. Si salgo a la calle con esa vestimenta, el pueblo, con el hambre vieja que tiene, me caerá a mordidas. Serán once millones de personas mordiéndome. No. Qué no. Que yo no estoy loco como lo está la Gaguita. ¡Qué rica y buenota está la loquita esa! Aquí, hace cincuenta años dije, alto y claro, que en un plato de chícharo hay más proteína que en un bisktec de carne de toro o de vaca. A partir de ahí la población cubana se convirtió en la más artística del mundo. Fue cuando las masas revolucionarias y patrióticas inventaron el bistec de paño de trapear. Es el mayor aporte que la revolución cubana y el marxismo leninismo han hecho a la historia de la humanidad. El pueblo lleva cincuenta años dándose tremendos banquetes con ese invento. Yo, Raúl y el resto de los jefes del Partido, el Estado, el Gobierno, el Ejército y el G-2, nunca, en este medio siglo, hemos tenido el privilegio de comernos uno de esos manjares. Tabaco, sugiéreme un disfraz que le meta mieo al susto en la Noche de Brujas. ¿Qué me dices? ¿Qué me disfrace de monstruo? Si yo soy un monstruo en persona, Tabaco. Si salgo a la calle con esa apariencia la gente enseguida me reconocerá. No quiero ni pensar que me identifiquen. Si tal cosa sucede me harán lo mismo que a Ceausescu. Ya sé lo que haré. Saldré a la calle tal y como soy. To el mundo pensará que estoy disfrazado de Máximo Líder y Comandante en Jefe. Antes, la gente decía: Comandante en Jefe: Ordene. Pa lo que sea. Dónde sea. Como sea. Gritaba hasta el gato: Arriba, abajo, los yanquis son guanajo. Pin, pon fuera. Abajo Caimanera. Ahora, ni Raúl dice esas frases. Tabaco, ya el pueblo ni me quiere ni me mima. Me odia. Raúl me envidia. ¿Y si cuando vaya por la calle alguien se da cuenta de que yo soy yo? Ni loco me disfrazo de yo. La noche de Halloween necesito, de Patria o Muerte, poner una vela en las ventanas del Comité Central por cada una de las personas que he fusilado, o que han muerto, en estos más de cincuenta años, por culpa mía. Según mis cálculos me harán falta unas doscientas mil velas más o menos. De lo contrario, esos doscientos mil espíritus, por las noches, me harán caer en terribles pesadillas que me pondrán más loco de lo que ya estoy. Cuando el ente diabólico me proponga Truco o Trato, le responderé: Truco o Trapo. Seguro que aceptará el trato tan pronto le diga que los obreros, campesinos e intelectuales cubanos son los únicos seres humanos en el mundo que tienen el privilegio de comer bistec de trapo. Estoy consciente de que en esa noche los espíritus de los difuntos son libres de vagar por la tierra. Le diré a Raúl que, a los fantasmas que quieran vagar por Cuba, les exija el pago de un impuesto de circulación. La entrada al país la tendrán que hacer por el aeropuerto de Rancho Boyeros. Deberán viajar en cubana de aviación. No podrán visitar a los disidentes. En esa cuestión deben seguir el ejemplo de los políticos del actual gobierno español. Por cada libra de exceso de equipaje, les exigiremos el pago de cien dólares. Todos deberán traer una Carta de Invitación del Más Allá firmada por mi colega Mefistófeles. Mariposear por la isla les costará, a cada uno, mil euros la hora. Lo único que puede impedir que los doscientos mil espíritus tomen venganza contra mí, es que ponga una calabaza en la habitación donde duermo. Te confieso, Tabaco, que me horroriza pensar que en la Noche de Brujas se acercan y funden, en uno sólo, el mundo de los vivos, en el que aún creo que estoy, y el reino de los muertos. A veces pienso que he resucitado como Jesucristo. O como los mineros chilenos. Tengo más vidas que un gato. Los fantasmas de Halloween sólo temen a la calabaza. Ya sé de lo que me voy a disfrazar. De calabaza. Je je je je je. Lo malo es que una leyenda irlandesa dice que, en La Noche de Brujas, quien se disfrace de calabaza, calabaza se queda. En fin, Tabaco, que me voy a acostar lleno de dudas y temores, sin haber decidido aún el disfraz que utilizaré. Por último, antes de comenzar a roncar, te diré que disfrazarme de calabaza tiene otro inconveniente: la expresión dar calabaza, significa rechazar. A mí, como tú sabes, porque eres, junto con Gabo, mi mejor amigo, nadie me puede rechazar. Antes de quedarme dormido, Gabo, enterado de mis dudas con el disfraz de calabaza, hizo un precipitado viaje desde Macondo hasta La Habana, pa decirme lo siguiente: Ten en cuenta, mi queridísimo Coronel que no tienes quien te escriba, que en algunas zonas rurales de Cataluña, cuando el pretendiente no es del lugar, se le invita a comer a casa de la joven: si le ofrecen fuego para el cigarrillo o habano, significa que la familia está de acuerdo con el noviazgo; en cambio, si le sirven un plato de calabaza, le están diciendo al mozo, sin decir ni una palabra, que debe marcharse. Caríchimo amigo, me manifestó, si el pueblo cubano te sirve calabaza en un plato, querrá decirte, sin expresar ni una palabra, que debes marcharte. Que debes dejar el poder. Trepado sobre mi cama, después de darse tres tristes tragos de chispetrén, declamó: Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el latifundio de los Castro. Aún estás a tiempo, me dijo. Huye, me susurró, como se susurra a un caballo. Gabo, pensé, es el hombre que susurra al Caballo de Dos Patas. Sentí miedo. Gabo y yo cantamos a dúo: calabaza, calabaza: cada uno pa su casa. Él, quejándose de que a Vargas Llosa, su enemigo personal, le hayan dado el Nobel de Literatura, se fue pa Macondo. Allí lo esperan, con los brazos abiertos, sus amigos: los Buendía. Yo, quejándome de que al Coco Fariñas, mi enemigo personal y el de Raúl, le hayan dado el Premio Sajarov, me voy pal infierno. Allí me esperan, con los brazos abiertos, mis amigos: los demonios de Halloween. Truco o Trapo, Tabaco.


Nota del autor: En el ejercicio del Derecho de Autor, sólo podrá ser publicada esta sátira si cuenta con mi debido consentimiento. Gracias.

DIARIO DE UN LOCARIO (2)

Autor: Héctor Peraza Linares
hector.peraza.linares@hotmail.com
www.hectorperaza.blogspot.com
Madrid, 28 de octubre de 2010

Obama fue hoy a un programa de televisión, y bailó pa ganar votos. Es buena idea. Raúl, Ramirito, Machadito, Esteban Lazo y yo vamos a presentarnos como bailadores en un programa de televisión. Mi pareja será Lady Gaga. Tendré que ponerme una buena peluca, como hace ella. Cuando hagamos eso el pueblo volverá a darnos su apoyo. Me pasé la mañana bailando con la veterana que me han puesto de enfermera. Se llama Catalina. Le dicen La Gorda. Tengo una piedrecita en la bota. Dicen que el que aguanta una piedra en el zapato, aguanta un tarro. Hoy me he lamentado de que el tsunami que pasó ayer por Indonesia no haya pasado por aquí. Hubiéramos armao una tremenda. Nos habrían enviado miles de millones de dólares, y de euros, en ayuda. Ese dinero lo hubiera metido en algún banco en Venezuela, a mi nombre. A este diario lo llamaré Tabaco. Así podré hablar con él como si fuera mi gran amigo Gabo. Reflexionando me he dado cuenta de que Tabaco y Gabo son mis dos únicos amigos. Lo que me jode es que le dieron el Nóbel de Literatura al gusano Vargas Llosa. Al coco Fariñas, el Sajarov. Y el Nobel de la Paz, al contrarrevolucionario chino Liu Xiaobo. El de la paz tenían que habérselo dado a mi socio Chávez. El de literatura me lo debieron dar a mí, por mis riflexiones, y mis acertadísimos vaticinios del comienzo de la Tercera Guerra Mundial. El Sajarov, a Raúl. Almorcé un tremendo bistec de res a la parrilla con plátanos a puñetazos. Después de almorzar llegué a la conclusión de que, si yo como bien, el pueblo come bien. Nunca debí haberle preguntao: ¿Voy bien, Camilo? Me acordé de que un día como hoy me eché al pico a Camilo. ¿Voy bien, Camilo? Esa frase me ha estado martillando en la cabeza día y noche. Es que hoy se cumplen 51 años de haber dado la orden de mandarlo pal reparto boca arriba. Dije, cuando aquello, que en el pueblo hay muchos camilos. ¿Voy bien, Camilo? El tipo creía que tenía más poder que yo. ¿Voy bien, Camilo? Coño. La preguntica no se me va de la cabeza ni por un momento. Es como si fuera Camilo el que me la está diciendo dentro del cerebro. Él se lo buscó. Lo único que lamento es no haber liquidao también a Huber Matos. Cuando aquello por poco digo también: ¿Voy bien, Huber? A Matos, lo traicioné. A Camilo, lo traicioné. Al pueblo cubano, lo traicioné. Nikita, me traicionó a mí cuando lo de los cohetes. Nikita, mariquita, lo que se da no se quita. Nuestra Revolución es más verde que las palmas. Pero Camilo y Huber no se tragaban el comunismo. ¿Voy bien, Camilo? Vaya pal carajo con la preguntica. Tendré que ir a un santero pa que me saque el espíritu de Camilo del cuerpo. Me está volviendo loco. Si deshecha en menudos pedazos. Como me jode la piedrecita que tengo en la bota. Llamé a La Gorda y me la quitó. Y volvimos a ensayar para el baile con la Gaga. No aguanté más y grité: ¡Camilo, o te vas o te vuelvo a matar! ¿Voy bien, Camilo? Saqué la makarof. Empecé a tirar tiros a diestra y siniestra. ¿Voy bien, Camilo? La Gorda llamó a los escoltas. Los escoltas pensaron que un comando de la CIA pretendía asesinarme, o secuestrarme. Comenzaron a disparar sus ametralladoras en todas direcciones. La Gorda se metió en mi cama. Se pegó a mi cuerpo. Los tiros llovían por la habitación. Volvió la preguntica a repetirse tres veces. Antes que el gallo cante me habrás negado tres veces, me dijo Camilo. Digo, le dijo Jesús a Pedro. Disparé otros tres peines de mi pistola. La gorda se apretaba contra mí. Me di cuenta, al cabo de cuatro horas de intenso tiroteo, de que Camilo se estaba vengando de mí con la frasecita. No me quedó más remedio que hacerle el amor a Catalina. Pensé en la Paris y en la Gaga. Tengo dudas de si debo casarme con la primera o con la segunda. O con las dos. O con la Pataky. O con las tres. ¿Voy bien, Camilo? ¿Voy bien, Camilo? ¿Voy bien, Camilo? Tengo un tremendo dilema con eso. Los moros pueden tener decenas ¿Voy bien, Camilo? y cientos de mujeres. Cuando finalizó el tiroteo, di órdenes de que me montaran un harén. La frase siguió retumbando en mi cerebro. Me trajeron doscientas jovencitas. Todas vírgenes. Las devolví. Ordené que no me trajeran ninguna que fuera virgen. Es que el modelo cubano no funciona, como le dije al periodista americano. Me trajeron doscientas divorciadas de quince años de edad cada una. Llegó la noche. Me acosté rodeado de las doscientas muchachas. La Gorda se puso celosa. Antes de quedarme dormido, vi como Camilo, que era tremendo mujeriego, le hizo el amor a las doscientas muchachas. A todas les encontró el punto G. Cada vez que las jovencitas llegaban al orgasmo, gritaban, por órdenes de Camilo: ¿Voy bien, Camilo? Me quedé dormido sin poder sacarme la vengativa frase de la cabeza, preguntándome, una y otra vez, cómo se puede matar a un muerto.

Nota del autor: En el ejercicio de mis derechos de autor no autorizo, bajo ningún concepto, la reproducción de esta sátira sin mi consentimiento expreso. Gracias.

DIARIO DE UN LOCARIO (1)

Autor: Héctor Peraza Linares
hector.peraza.linares@hotmail.com
hectorperaza.blogspot.com
Madrid, miércoles 27 de octubre de 2010

Ana Frank escribió un diario en una buhardilla escondida de las SS hitlerianas. Yo haré algo más meritorio: a partir de hoy escribiré un diario escondido de Raúl, que es peor que Hitler, ¡y peor que yo! Por la mañana lo primero que hice fue cumplir con mi deber revolucionario, patriótico y marxista-leninista de contemplar durante un par de horas las fotos, en bikinis y en hilos dentales, de la Paris Hilton. ¡Qué maravilla! ¡Esa muchacha y yo hacemos una pareja perfecta! Cuba, cuando ella y yo nos casemos, se convertirá en la tercera potencia mundial después del imperio y de China. La Patria me exige grandes sacrificios. ¡Qué a nadie le quepa duda de que los llevaré a cabo sin rechistar! Cuando estaba más embullao viendo las fotos ¡Pan! Una llamada de Chavez. Total, pa hablarme cáscara de piña. ¡Qué clase de animal! ¡Me rompió la magia! Le dije que me llamara más tarde que necesitaba terminar una riflexión. Colgó. Cogí de nuevo las fotos y ¡Tran! Llega Raúl. Cuando lo veo venir guardo las fotos bajo la sábana, porque él no quiere de ninguna manera que me case con la Trini. Él quiere casarme con Isabel, la reina de Inglaterra. ¡Primero muerto que verme casao con Su Majestad! ¡Solavaya! ¡Pa viejo, yo! ¡Yo lo que quiero es matrimoniarme con la Paris! La Patria lo necesita. Je je je, Paris y Patria comienzan por Pa. ¡Raúl me dice Papá! ¡Si él fuera un gitano español me diría Papa! La Paris me va a decir Papi. Papirrico. Papichuli. ¡Y Tengo que sacrificarme por el pueblo! Raúl me habla de cosas que pa mi no tienen ninguna importancia, como eso de que va a tirar pa la calle a un millón de trabajadores, y que va a autorizar a los carros tiraos por chivos, y de que está preparando los antidisturbios con los conocimientos que han traido los oficiales que ha enviado a China, y que Biscet y otros presos políticos no aceptan que los desterremos ni a España ni a ningún país. Él me hablaba de todas esas cosas y yo lo que hacía, por debajo de la sábana, era acariciar las fotos de la Paris. ¡Qué me importa a mí si bota del trabajo a un millón de gente o a to el mundo! ¡Qué me importan los chivos, ni si mañana hay una manifestación contrarrevolucionaria de dos millones o tres de personas y las mata a todas a bombazos, ni si Biscet se va o si se queda! ¡¡¡¡¡¡A mí lo que importa es la Paris, coñoooo!!!!! Parece que grité cuando ya su perorata me tenía muy jodío. Raúl dio un brinco, asustao. Me preguntó: ¿Qué dices? Sí, chico. Le contesté. ¡A mí lo que me importa es la Paris! Vete por ahí con tu candanga que ya yo no soy presidente ni un carajo. ¡Si tú sabes bien que cuando era yo el que dirigía aquí a mí esas cosas me importaban tres pepinos. Ahora, requetemenos. Raúl se encabronó y se fue. ¡La verdad es que cuando veo la cara de Biscet me parece que estoy viendo la de Maceo! ¿Será Maceo? ¡Qué buenos puros me fumaba yo cuando estaba preso en Isla de Pinos! ¡Qué café más rico me colaba yo mismo en la celda! ¡Qué espaguetis me cocinaba! ¡Qué banquetes me daba allí! ¡A Biscet y a los otros políticos los tengo comiendo sopa con gorgojo! Fui a sacar las fotos y en eso ¡Triquitín! Llega la enfermera pa inyectarme en una nalga. ¡Me cago en diez, coño! Le dije que se fuera pa la puñeta. Sí, porque, si se tratara de una jovencita ¡otro gallo cantaría! ¡Yo no sé quien coño me mandó a esa vieja! ¡Debe haber sido Bush cuando era presidente! Tiene casi ochenta años. Dice Raúl que no me pone una titi porque me voy a calentar, y eso me puede producir un infarto. ¡Qué me muera, chico! ¡Qué me muera! Pero que sea en manos de una titi. ¡Apaga y vámonos! ¡Soy un titimaniaco! ¡Mi verdadera enfermedad es la titimanía! Metí la cabeza debajo de la sábana y le dije en un susurro a la Paris: quédate aquí, no te pongas celosa, que luego sigo contigo. Me levanté. La Paris se quedó durmiendo. Escribí una larga riflexión que titulé ¡La Tercera Guerra Mundial y el ombligo de la Paris! Me duele to el cuerpo. Por la tarde hablé con Mao. La gente no sabe que yo tengo poderes pa hablar con los muertos. Mao me dijo: Filé yo sabo que tú ta namolao de Pali Ilton y que tú plonto, mu prontito va casal con dlogadita Pali Ilton. Pelo tu no sabo que Penelope Clú ta namolá de ti. Chinito Mao lo sabo polque a chinito Mao guta mucho la Penélope Clú. Mao se fue del aire y entró a conversar conmigo el Caballero de Paris. Me advirtió, el muy condenao, que no me haga ilusiones con ser el emperador del mundo, que el emperador del mundo es él. Entramos en una fuerte discusión ¡porque no estoy dispuesto a que nadie me quite ese cargo! ¡Y nos fuimos a las manos! Comencé a golpearlo. El Caballero me tiraba latas vacías, pedazos de pizzas, trozos de pan y todo tipo de basuras. En eso llegó la veterana, quiero decir, la enfermera, y me ató las manos a la cama. No tenía forma de sacar las fotos de debajo de la sábana. Al cabo de un rato engañé a la veterana y le dije que necesitaba ir al baño. Ella me dijo: pero cuidadito con volverse a fajar con el Caballero de Paris, ¡mire que él es el emperador del mundo! Me entró otro ataque de furia. Comencé a dar patadas en el aire. La veterana, auxiliada por otras dos ocambas enfermeras, me ató las patas también a la cama. En eso llegó Evo montado en un burro. Pa no tener que hablar con ese socotroco me hice el dormío. Evo, sin bajarse del burro, me desató. Cuando me vi libre le di las gracias y le pedí prestado el burro. Le clavé las espuelas al asno y salí al galope del hospital con las fotos de la Paris en un bolsillo del pijama. Tenía ganas de tomarme un guarapo. Llegué a un pueblo. Antes me afeité la barba. Nadie me reconoció. Me acerqué a un letrero que decía guarapera. El dependiente me dijo que hacía cincuenta y un año que allí no había guarapo. El burro se me había escapao y se había regresao a Bolivia. Tuve que volver al hospital andando. Raúl, Chávez y Evo me estaban esperando a la entrada del hospital. Los tres estaban borrachos. No se dieron cuenta de mi llegada. Me subí en la cama. La veterana estaba roncando. ¡Al fin pude sacar y mirar hasta quedarme dormido las fotos en bikinis e hilos dentales de la Paris!

Nota del autor: Autorizo reproducción siempre que aparezca mi autoría, blog y email.

domingo, 24 de octubre de 2010

FIDEL, EL COCO Y LA TRINI

Autor: Héctor Peraza Linares
www.hectorperaza.blogspot.com
hector.peraza.linares@hotmail.com
Madrid, 23 de Octubre de 2010

Raúl: ¡Agárrate, que te voy a dar la última noticia!

Fidel: ¿Es mala?

Raúl: ¡Malísima!

Fidel: ¿Peor que la destitución de nuestro fiel amigo, Moratinos?

Raúl: ¡Ufff! ¡Muchísimo peor!

Fidel: ¡Pero qué buena está la Trini! ¡Voy a planchar mi futuro casamiento con la Paris Hilton! ¡Le pediré a la ministra española, de Patria o Muerte, que se case conmigo!

Raúl: ¡Olvídate de la canciller de España y pon los pies en la tierra! Cuando te dé la noticia de lo que acaba de suceder ¡te vas a caer patrá!

Fidel: ¡Yo no me caigo ni patrá, ni PALANTE, ni pal DDT, ni pa Melaíto, ni pa El Chin Chin, ni pal Moro Muza, ni pal Bobo de Abela, ni pa Zig zag, ni pa ninguna parte, chico! ¡Qué yo soy Pánfilo, en La Habana! ¡Aquí lo que hace falta es jama, asere! ¡Lo que pasa es que ya no me interesan ni la Penélope Cruz, ni la Pataki, ni la Kournikova, ni la Lady Gaga! ¡La gaga está chiflá, pero, ¡buenísima! ¡Ahora a mí la que me interesa es la Trini!

Raúl: ¡Qué clara tienes la mente, mi hermano!

Fidel: Cuando la Paris se entere de que la voy a dejar por la ministra, ¡le va a dar un patatún!

Raúl: ¡Y otro patatún te dará a ti cuando te dé la primicia!

Fidel: ¿Acaso los Estados Unidos no van a iniciar, desgraciadamente, la Tercera Guerra Mundial?

Raúl: Frío.

Fidel: ¿La Hilton, por despecho, al ver que ya no me interesa, me va a hacer un atentado?

Raúl: Más frío todavía.

Fidel: ¿Lady Gaga se va a suicidar, porque yo no le propongo matrimonio?

Raúl: Estás frío como una rana.

Fidel: ¿Quieres que te diga una cosa? ¡A mí la única nueva que me puede dar un golpe mortal es que la Trini no quiera casarse conmigo! Fíjate que hasta le he hecho un poema, que dice así:



Trini, Trini, trinidad

te juro por San Antonio:

si te llevo al manicomio

(digo, al matrimonio)

¡Tendrás mi fidelidad!


La Paris Hilton, me adora,

me quiere la Kournikova.

Todas ellas me dan coba.

¡Yo sólo soy tuyo ahora!


Raúl: Te voy a dar algunas pistas, pa que puedas adivinar. Su nombre es algo redondo.

Fidel: ¿Redondo?

Raúl: Tiene agua.

Fidel: ¿Redondo y tiene agua?

Raúl: Si te cae en la cabeza te mata.

Fidel: ¿Redondo, tiene agua, y si me cae en la cabeza me mata?

Raúl: Cuando yo era niño, le tenía tremendo miedo.

Fidel: ¿Redondo, tiene agua, si me cae en la cabeza me mata, y tú, cuando eras niño, le tenías tremendo miedo? ¿Y qué más?

Raúl: Te voy a dar una última señal: tiene muchísima masa en su interior.

Fidel: ¿Masa? ¡Aquí el único que tiene masa soy yo! ¡Porque las masas me siguen a mí que soy, fui, y seré, miles de años después de muerto, si es que muero algún día, que lo veo difícil, el máximo de los máximos, requetemáximos, y supermáximos líderes!

Raúl: ¡Viva el Comandante en Jefe!

Fidel: ¡Viva!

Raúl: ¡Viva el máximo líder de nuestra revolución!

Fidel: ¡Viva!

(Los dos se dan un aplauso prolongado)

Raúl: Bueno, ¿puedes por fin adivinar cuál es la noticia que te pondrá mucho más chalao de lo que ya estás?

Fidel: ¡Desde que se me ha metío la Trini en la cabeza, no legislo bien, chico! ¡Acaba de darme la noticia!

Raúl: ¡Es el coco!

Fidel: ¡Qué tonto eres! ¡Qué coco ni qué san coco, hombre!

Raúl: Es que no se trata de un coco cualquiera.

Fidel: ¡Coco el que le tengo yo montao a la Trini! ¡Esa mujer me tiene descocao!

Raúl: ¡Es un coco de carne y hueso!

Fidel. ¿De carne y hueso? ¿Y dices que tiene masa?

Raúl: ¿Qué si tiene masa? ¡Masas de millones de cubanos en la isla y en el extranjero, y masas de miles de millones de personas en el mundo que lo admiran y siguen sus ideas!

Fidel: ¡O el coco que tengo con la ministra me está volviendo loco el coco, o el coco del que hablas va a provocar que me patine el coco! Y si a mí me patina el coco, ¿quién escribirá las riflexiones que van a salvar al mundo y al universo de su extinción? ¿De qué coco me hablas?

Raúl: ¡Del coco Fariñas!

Fidel: ¿Se ha declarado de nuevo en huelga de hambre?

Raúl: ¡Peor que eso?

Fidel: ¿Pretende, igual que yo, casarse con la Trini? ¡La Trini es mía y solamente mía! ¡Reto a duelo al que ose levantármela!

Raúl: ¡Mucho peor que eso!

Fidel: ¡Sueño día y noche con la Trinidad Jiménez! ¡Qué bonita es, compadre! ¡Es la ministra más linda que hay y ha habido en el mundo mundial! ¡Acaba de darme la terrible noticia!

Raúl: ¡¡Al Coco, la Unión Europea le ha dado el Premio Sajarov!!

La nueva enloquece por completo a Fidel. Raúl ordena que le pongan una camisa de fuerza.

Dicen que, en el manicomio donde está ingresado, Fidel repite una y otra vez, como una cotorra:

Fidel: ¡¡Cocotrini!! ¡¡Trinicoco!!