viernes, 29 de octubre de 2010

DIARIO DE UN LOCARIO (3)

Autor: Héctor Peraza Linares
hector.peraza.linares@hotmail.com
www.hectorperaza.blogspot.com
Madrid, 29 de octubre de 2010

Me he pasado el día preparando el traje que me pondré pa la noche de Halloween. Quiero meterle un buen susto a Chávez. Él no tiene que disfrazarse. Es idéntico a un gorila. Pa que nadie me reconozca, he pensado en vestirme de minero chileno. Está de moda. Con un overol, un casco con su linterna, y unos espejuelos negros Oakley Radar. No. No. Sería reconocer que el derechista, Piñera, hizo bien las cosas pa rescatar a los 33 mineros. Cristo murió a los 33 años. ¿Casualidad? Resucitó a esa edad. Los mineros casi que resucitaron. El número es el mismo. Buena cábala. Le diré a Chávez que me le ponga mil dólares a esa cifra, en la lotería que tiene en Venezuela. Byron también murió a los 33 años. Entre poema y poema, y entre trago y trago, se acostaba con su hermana. Yo con quien quiero acostarme, en una misma cama, es con la Paris Hilton, la Pataki, la Kuornikova, la Madonna y la Lady Gaga. Pensándolo bien voy a volver a poner la lotería aquí. El banco pierde y se ríe. Mejor me disfrazo de Lady Gaga. Está superbuena y quiere, al igual que la Paris, la Pataki, la Kuornikova y la Madonna, casarse conmigo. La Gorda hace rato que no viene a verme. Está celosa porque anoche me acosté con doscientas titis. ¿Voy bien, Camilo? Me sigue jodiendo la frasecita. La Gaga se presentó al público hace unas semanas con un vestido hecho de filetes de ganado vacuno. No. Si salgo a la calle con esa vestimenta, el pueblo, con el hambre vieja que tiene, me caerá a mordidas. Serán once millones de personas mordiéndome. No. Qué no. Que yo no estoy loco como lo está la Gaguita. ¡Qué rica y buenota está la loquita esa! Aquí, hace cincuenta años dije, alto y claro, que en un plato de chícharo hay más proteína que en un bisktec de carne de toro o de vaca. A partir de ahí la población cubana se convirtió en la más artística del mundo. Fue cuando las masas revolucionarias y patrióticas inventaron el bistec de paño de trapear. Es el mayor aporte que la revolución cubana y el marxismo leninismo han hecho a la historia de la humanidad. El pueblo lleva cincuenta años dándose tremendos banquetes con ese invento. Yo, Raúl y el resto de los jefes del Partido, el Estado, el Gobierno, el Ejército y el G-2, nunca, en este medio siglo, hemos tenido el privilegio de comernos uno de esos manjares. Tabaco, sugiéreme un disfraz que le meta mieo al susto en la Noche de Brujas. ¿Qué me dices? ¿Qué me disfrace de monstruo? Si yo soy un monstruo en persona, Tabaco. Si salgo a la calle con esa apariencia la gente enseguida me reconocerá. No quiero ni pensar que me identifiquen. Si tal cosa sucede me harán lo mismo que a Ceausescu. Ya sé lo que haré. Saldré a la calle tal y como soy. To el mundo pensará que estoy disfrazado de Máximo Líder y Comandante en Jefe. Antes, la gente decía: Comandante en Jefe: Ordene. Pa lo que sea. Dónde sea. Como sea. Gritaba hasta el gato: Arriba, abajo, los yanquis son guanajo. Pin, pon fuera. Abajo Caimanera. Ahora, ni Raúl dice esas frases. Tabaco, ya el pueblo ni me quiere ni me mima. Me odia. Raúl me envidia. ¿Y si cuando vaya por la calle alguien se da cuenta de que yo soy yo? Ni loco me disfrazo de yo. La noche de Halloween necesito, de Patria o Muerte, poner una vela en las ventanas del Comité Central por cada una de las personas que he fusilado, o que han muerto, en estos más de cincuenta años, por culpa mía. Según mis cálculos me harán falta unas doscientas mil velas más o menos. De lo contrario, esos doscientos mil espíritus, por las noches, me harán caer en terribles pesadillas que me pondrán más loco de lo que ya estoy. Cuando el ente diabólico me proponga Truco o Trato, le responderé: Truco o Trapo. Seguro que aceptará el trato tan pronto le diga que los obreros, campesinos e intelectuales cubanos son los únicos seres humanos en el mundo que tienen el privilegio de comer bistec de trapo. Estoy consciente de que en esa noche los espíritus de los difuntos son libres de vagar por la tierra. Le diré a Raúl que, a los fantasmas que quieran vagar por Cuba, les exija el pago de un impuesto de circulación. La entrada al país la tendrán que hacer por el aeropuerto de Rancho Boyeros. Deberán viajar en cubana de aviación. No podrán visitar a los disidentes. En esa cuestión deben seguir el ejemplo de los políticos del actual gobierno español. Por cada libra de exceso de equipaje, les exigiremos el pago de cien dólares. Todos deberán traer una Carta de Invitación del Más Allá firmada por mi colega Mefistófeles. Mariposear por la isla les costará, a cada uno, mil euros la hora. Lo único que puede impedir que los doscientos mil espíritus tomen venganza contra mí, es que ponga una calabaza en la habitación donde duermo. Te confieso, Tabaco, que me horroriza pensar que en la Noche de Brujas se acercan y funden, en uno sólo, el mundo de los vivos, en el que aún creo que estoy, y el reino de los muertos. A veces pienso que he resucitado como Jesucristo. O como los mineros chilenos. Tengo más vidas que un gato. Los fantasmas de Halloween sólo temen a la calabaza. Ya sé de lo que me voy a disfrazar. De calabaza. Je je je je je. Lo malo es que una leyenda irlandesa dice que, en La Noche de Brujas, quien se disfrace de calabaza, calabaza se queda. En fin, Tabaco, que me voy a acostar lleno de dudas y temores, sin haber decidido aún el disfraz que utilizaré. Por último, antes de comenzar a roncar, te diré que disfrazarme de calabaza tiene otro inconveniente: la expresión dar calabaza, significa rechazar. A mí, como tú sabes, porque eres, junto con Gabo, mi mejor amigo, nadie me puede rechazar. Antes de quedarme dormido, Gabo, enterado de mis dudas con el disfraz de calabaza, hizo un precipitado viaje desde Macondo hasta La Habana, pa decirme lo siguiente: Ten en cuenta, mi queridísimo Coronel que no tienes quien te escriba, que en algunas zonas rurales de Cataluña, cuando el pretendiente no es del lugar, se le invita a comer a casa de la joven: si le ofrecen fuego para el cigarrillo o habano, significa que la familia está de acuerdo con el noviazgo; en cambio, si le sirven un plato de calabaza, le están diciendo al mozo, sin decir ni una palabra, que debe marcharse. Caríchimo amigo, me manifestó, si el pueblo cubano te sirve calabaza en un plato, querrá decirte, sin expresar ni una palabra, que debes marcharte. Que debes dejar el poder. Trepado sobre mi cama, después de darse tres tristes tragos de chispetrén, declamó: Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el latifundio de los Castro. Aún estás a tiempo, me dijo. Huye, me susurró, como se susurra a un caballo. Gabo, pensé, es el hombre que susurra al Caballo de Dos Patas. Sentí miedo. Gabo y yo cantamos a dúo: calabaza, calabaza: cada uno pa su casa. Él, quejándose de que a Vargas Llosa, su enemigo personal, le hayan dado el Nobel de Literatura, se fue pa Macondo. Allí lo esperan, con los brazos abiertos, sus amigos: los Buendía. Yo, quejándome de que al Coco Fariñas, mi enemigo personal y el de Raúl, le hayan dado el Premio Sajarov, me voy pal infierno. Allí me esperan, con los brazos abiertos, mis amigos: los demonios de Halloween. Truco o Trapo, Tabaco.


Nota del autor: En el ejercicio del Derecho de Autor, sólo podrá ser publicada esta sátira si cuenta con mi debido consentimiento. Gracias.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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