¡IN CHISPETRENIS VERITAS!
Por: Héctor Peraza Linares
Madrid, 16 de enero de 2010
Por: Héctor Peraza Linares
Madrid, 16 de enero de 2010
Ortega y Gasset escribió:
“Se es incivil y bárbaro en la medida en que no se cuente con los demás”, es decir, en la medida en que se es totalitario.
El famoso filósofo y ensayista español, sin saberlo y con increíble anticipación, describía en su enunciado, perfectamente, a Raúl y Fidel Castro, porque ninguno de los dos cuenta para nada con la oposición, o lo que es lo mismo: no admiten voces discordantes en la vida política cubana.
Raúl y Fidel Castro persiguen, amenazan, encarcelan, expulsan del país, o matan, a quienes expresan opiniones contrarias a las suyas, y a los que denuncian las atrocidades que ambos llevan a cabo contra la historia, la naturaleza, la economía, la cultura, la libertad, la familia, los sueños, ambiciones, tradiciones y amores del pueblo cubano.
En 1959, pocos días después de adueñarse Fidel y Raúl Castro del gobierno y Estado cubano, J. O., un borracho consuetudinario de Quivicán, pueblo del Sur de La Habana donde transcurrió mi infancia, en medio de una de sus sonadas jumas, gritó a romperse sus maltrechos pulmones:
- ¡Aquí, (en Cuba a partir de la llegada de Castro al poder) o te adaptas, o pereces, o te vas!
¡Aquí, o te adaptas, o pereces, o te vas!
Predicción hecha, no en virtud de un don sobrenatural, sino en virtud de una borrachera sobrenatural.
¡ Qué claro estaba el borracho J. O. !
Once millones de “adaptados” (de ellos más de dos millones de prisioneros políticos y comunes), más de 15 mil fusilados, y dos millones de exiliados y emigrantes, le dan históricamente la razón al clarividente curda quivicanero.
¡Aquí, o te adaptas, o pereces, o te vas!
¡Tres soluciones y ninguna solución!
La premonitoria y profunda frase rezuma ironía, autoburla, filosofía, subliminalidad, determinismo y absurdidad.
Camus, si hubiese conocido a J. O, lo habría calificado como cofundador, junto con él, del existencialismo del absurdo. En tal caso, J. O. también sería, como el super conocido escritor francés, Premio Nobel de Literatura.
La máxima del dipsómano de Quivicán se ha mantenido en Cuba, vivita y coleando, desde el primero de enero de 1959 hasta el día de hoy. ¡Qué transparencia de ideas provoca el alcohol! No en balde Apollinaire tituló “Alcoholes”, en 1913, uno de sus más famosos poemarios.
Porque en Cuba, además de los opositores y periodistas independientes, de los blogueros y blogueras, de los niños y de los locos, los que dicen la verdad son los borrachos como J. O., o como el recientemente celebérrimo, y mundialmente famoso, Pánfilo, quien pronunció el pasado año una frase que en 24 horas le dio la vuelta al mundo:
- ¡Tremenda hambre lo que hay aquí, asere!
Denuncia hecha, no en virtud de un valor sobrenatural, sino en virtud de una borrachera sobrenatural.
- ¡Tremenda hambre lo que hay aquí, asere!
Pánfilo, sin saberlo, rindió homenaje con sus palabras al pensamiento francés que reza:
La raison finit par avoir raison.
La verdad prevalecerá siempre.
Entre la ebria sentencia de J. O., y la no menos jumada de Pánfilo, media, exactamente, ¡medio siglo! Sin embargo, ambas se complementan. La segunda, la denuncia, es causa y consecuencia de la primera, la predicción. Dos borrachos filósofos, que no dos filósofos borrachos, se dan la mano, a través del tiempo, para proclamar la verdad de lo que sucede en Cuba desde el fatal arribo del apellido Castro al poder.
- ¡Aquí, o te adaptas, o pereces, o te vas!
- ¡Tremenda hambre lo que hay aquí, asere!
J. O. y Pánfilo, Pánfilo y J. O., son los dos más grandes filósofos que ha dado el mundo en los últimos sesenta años.
Ellos, haciendo honor al filósofo y ensayista español, sí cuentan con los demás, porque ambos son la voz soterrada y camuflada del pueblo cubano. Un par de borrachos, es verdad, ¡pero no inciviles, ni bárbaros! ¡Otros dos, de apellido Castro, son los inciviles y los bárbaros!
Por algo el latín contiene esta sabia y alcohólica frase:
“In vino veritas”. “En el vino está la verdad”.
El Dante Alighieri escribió:
“El vino siembra poesía en los corazones”.
¡Por lo tanto, además de extraordinarios filósofos, Pánfilo y J. O., son dos genuinos poetas! En sus trances etílicos hablan por los que no se atreven o, por los que, por una u otra razón, no pueden hablar. Proféticos y poéticos, resumen, con unas pocas y geniales palabras, el sufrimiento, la pena, la miseria, la decepción, el dolor, el sinfuturo, la falta de esperanza, la sinrazón, el absurdo y el terror en el que viven los cubanos en la isla.
Como hubiese dicho Bécquer:
Mientras exista un borracho en Cuba,
¡Habrá poesía!
A las profesías de Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel, la historia debe sumar los certeros augurios del par de insignes beodos.
En la Biblia está escrito:
“Da bebidas fuertes al que debe morir,
y vino al corazón amargado.
Que beba, que olvide su desgracia,
que no recuerde ya su pena”
“Se es incivil y bárbaro en la medida en que no se cuente con los demás”, es decir, en la medida en que se es totalitario.
El famoso filósofo y ensayista español, sin saberlo y con increíble anticipación, describía en su enunciado, perfectamente, a Raúl y Fidel Castro, porque ninguno de los dos cuenta para nada con la oposición, o lo que es lo mismo: no admiten voces discordantes en la vida política cubana.
Raúl y Fidel Castro persiguen, amenazan, encarcelan, expulsan del país, o matan, a quienes expresan opiniones contrarias a las suyas, y a los que denuncian las atrocidades que ambos llevan a cabo contra la historia, la naturaleza, la economía, la cultura, la libertad, la familia, los sueños, ambiciones, tradiciones y amores del pueblo cubano.
En 1959, pocos días después de adueñarse Fidel y Raúl Castro del gobierno y Estado cubano, J. O., un borracho consuetudinario de Quivicán, pueblo del Sur de La Habana donde transcurrió mi infancia, en medio de una de sus sonadas jumas, gritó a romperse sus maltrechos pulmones:
- ¡Aquí, (en Cuba a partir de la llegada de Castro al poder) o te adaptas, o pereces, o te vas!
¡Aquí, o te adaptas, o pereces, o te vas!
Predicción hecha, no en virtud de un don sobrenatural, sino en virtud de una borrachera sobrenatural.
¡ Qué claro estaba el borracho J. O. !
Once millones de “adaptados” (de ellos más de dos millones de prisioneros políticos y comunes), más de 15 mil fusilados, y dos millones de exiliados y emigrantes, le dan históricamente la razón al clarividente curda quivicanero.
¡Aquí, o te adaptas, o pereces, o te vas!
¡Tres soluciones y ninguna solución!
La premonitoria y profunda frase rezuma ironía, autoburla, filosofía, subliminalidad, determinismo y absurdidad.
Camus, si hubiese conocido a J. O, lo habría calificado como cofundador, junto con él, del existencialismo del absurdo. En tal caso, J. O. también sería, como el super conocido escritor francés, Premio Nobel de Literatura.
La máxima del dipsómano de Quivicán se ha mantenido en Cuba, vivita y coleando, desde el primero de enero de 1959 hasta el día de hoy. ¡Qué transparencia de ideas provoca el alcohol! No en balde Apollinaire tituló “Alcoholes”, en 1913, uno de sus más famosos poemarios.
Porque en Cuba, además de los opositores y periodistas independientes, de los blogueros y blogueras, de los niños y de los locos, los que dicen la verdad son los borrachos como J. O., o como el recientemente celebérrimo, y mundialmente famoso, Pánfilo, quien pronunció el pasado año una frase que en 24 horas le dio la vuelta al mundo:
- ¡Tremenda hambre lo que hay aquí, asere!
Denuncia hecha, no en virtud de un valor sobrenatural, sino en virtud de una borrachera sobrenatural.
- ¡Tremenda hambre lo que hay aquí, asere!
Pánfilo, sin saberlo, rindió homenaje con sus palabras al pensamiento francés que reza:
La raison finit par avoir raison.
La verdad prevalecerá siempre.
Entre la ebria sentencia de J. O., y la no menos jumada de Pánfilo, media, exactamente, ¡medio siglo! Sin embargo, ambas se complementan. La segunda, la denuncia, es causa y consecuencia de la primera, la predicción. Dos borrachos filósofos, que no dos filósofos borrachos, se dan la mano, a través del tiempo, para proclamar la verdad de lo que sucede en Cuba desde el fatal arribo del apellido Castro al poder.
- ¡Aquí, o te adaptas, o pereces, o te vas!
- ¡Tremenda hambre lo que hay aquí, asere!
J. O. y Pánfilo, Pánfilo y J. O., son los dos más grandes filósofos que ha dado el mundo en los últimos sesenta años.
Ellos, haciendo honor al filósofo y ensayista español, sí cuentan con los demás, porque ambos son la voz soterrada y camuflada del pueblo cubano. Un par de borrachos, es verdad, ¡pero no inciviles, ni bárbaros! ¡Otros dos, de apellido Castro, son los inciviles y los bárbaros!
Por algo el latín contiene esta sabia y alcohólica frase:
“In vino veritas”. “En el vino está la verdad”.
El Dante Alighieri escribió:
“El vino siembra poesía en los corazones”.
¡Por lo tanto, además de extraordinarios filósofos, Pánfilo y J. O., son dos genuinos poetas! En sus trances etílicos hablan por los que no se atreven o, por los que, por una u otra razón, no pueden hablar. Proféticos y poéticos, resumen, con unas pocas y geniales palabras, el sufrimiento, la pena, la miseria, la decepción, el dolor, el sinfuturo, la falta de esperanza, la sinrazón, el absurdo y el terror en el que viven los cubanos en la isla.
Como hubiese dicho Bécquer:
Mientras exista un borracho en Cuba,
¡Habrá poesía!
A las profesías de Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel, la historia debe sumar los certeros augurios del par de insignes beodos.
En la Biblia está escrito:
“Da bebidas fuertes al que debe morir,
y vino al corazón amargado.
Que beba, que olvide su desgracia,
que no recuerde ya su pena”
Proverbios 31: 6.
J. O. y Pánfilo se saben muertos en vida, como lo está el pueblo cubano. Beben para olvidar su desgracia, para no recordar la pena en que viven. Lo hacen, me atrevo a asegurar sin temor a equivocarme, para proclamar a los cuatro vientos, cuando están jumados, lo que no se atreven a decir en las pocas horas diarias en las que no tienen ni una gota de alcohol en sus famélicos cuerpos.
¿Y qué beben los cubanos como J. O. y Pánfilo? ¿Botellas de Whisky? No. ¿De Ginebra? Tampoco. ¿De cognac? ¡Ni hablar! ¿De tequila sal y limón? Mucho menos. ¿De Cava? Imposible. ¿De Cidra? Jamás. ¿De vinos franceses o españoles? Ni en sueños. Bebidas como esas sólo las toman en Cuba Raúl y los miembros de la Nomenklatura. Pánfilo y J. O. beben Mofuco, Azuquín, Gualfarina, Guarfa o Gualfa, Amansaguapo, Matarrata, Rompepecho, Hombre a Tierra, Mofuco, Tumbaelefantes, Palmolive, Saoco, y Tiro en la Nuca, bebidas, sinónimas de Chispetrén, confeccionadas en la isla, artesanal y clandestinamente, con alcohol de reverbero.
¡Qué claro estaba Ortega y Gasset!
¡Qué claro estaba Apollinaire!
¡Qué claro estaba El Dante!
¡Qué claros han estado los beodos J. O., y Pánfilo!
Sus sloganes deben ser situados a la entrada de cementerios, cárceles y hospitales psiquiátricos cubanos.
¡AQUÍ, O TE ADAPTAS, O PERECES, O TE VAS!
¡TREMENDA HAMBRE LO QUE HAY AQUÍ, ASERE!
El primero de enero del presente año fui a un santero cubano, que tiempo atrás emigró a España, y le pregunté:
- ¿Qué debe hacer el pueblo cubano para derribar la tiranía castrista?
El curandero da una larga chupada al tabaco, tira varios caracoles sobre un blanco tapete, se rasca la barbilla, frunce el ceño, lanza un escupitajo a tres metros de distancia, recoge los caracoles, y, primero en español y a continuación en latín guanabacoense, me dice:
¡En el chispetrén está la verdad!
¡IN CHISPETRENIS VERITAS!
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