viernes, 5 de octubre de 2007

MISIVA



MISIVA DESDE MADRID- ESPAÑA
por: HECTOR PERAZA LINARES

(PERIODISTA Y EX-PRISIONERO POLITICO CUBANO).


Estimado compatriota Faisel:


Es muy positivo que se comience a generar un debate con relación a tu ensayo. Estoy seguro que tú no lo das por definitivo. Que son ideas que irás puliendo y, mucho más, si te llegan las sugerencias que te puedan manifestar quienes lean tu documento.


El debate está abierto.Como dice Jorge Hernández Fonseca, una constituyente no la conformarán sólo abogados.


Sería muy positivo que mucha gente participe en el análisis de tu ensayo. Internet es un excelente local para efectuar esa reunión: abarca el mundo entero.


Te envío de nuevo el Llamado que lanzo en busca de la solidaridad internacional de personas e instituciones y gobienos con la lucha de nuestro pueblo por su libertad.


Puedes enviar tu mensaje, si te parece bien hacerlo, a director@disidenteuniversal.org


Puedes enviarlo también a la dirección de email de Cuba Nuestra; o a redaccion@cubamatinal.com También me lo puedes enviar a mi correo.


La carta que te escribí está colgada en mi blog: www.hectorperaza.blogspot.com


Soy un gran admirador de Agramonte. Conozco una anécdota de su vida que posiblemente pocas personas conozcan. Me la contó, en la década del setenta, en el Liceo de Camagüey, cuando andaba yo por la Ciudad de los Tinajones en funciones de reportero humorístico de Palante, un cubano muy viejo (negro) que había sido mambí.


Pero también admiro a Céspedes muchìsimo. Existieron, entre ambos, celos patrióticos y concepciones diferentes de la táctica y la estrategia a seguir. Sus líneas de acción chocaban, pero el objetivo, en ambos padres de la Patria, era el mismo: liberar a Cuba. Sus machetes sólo chocaban contra el cuerpo del enemigo común de aquel entonces.


Eso es lo que tenemos que hacer los cubanos de hoy: tener cada uno, o cada grupo afín, su idea de cómo debe ser la Cuba del mañana, pero luchar todos juntos por el mismo objetivo de liberar a Cuba, sin entretenernos en luchas fratricidas que sólo benefician al tirano y hacen que no sea lo suficientemente fuerte y contundente la fuerza de la oposición, tanto en lo interior como en el exterior de nuestra Patria.


No nos cansemos, hermano, de llamar a la unión. A la unión. Todos abrazados a la bandera, al escudo, al himno, a la palma real, al tocororo, al Valle de Viñales, a las tres Sierras o Coordilleras, al río Toa, al faro de Roncali, a los Jardines y Jardinillos de la Reina, a la Ciénaga de Zapata, a nuestro manatí, al Valle del Yumurí, a la caña de azúcar, a los centrales azucareros que aún están en pie, al Pico Turquino, al Bayamo histórico,al malecón de la Habana, al Cucalambé, al padre Félix Varela, a Perucho Figueredo, a Maceo, Máximo Gómez y Martí, a José Antonio Echeverría, a Camilo Cienfuegos y a Chanes de Armas, y a Pedro Luis Boytel y a los miles que han muerto tratando de llegar a tierras de libertad.


A los cientos que hoy sufren injustamente una dura cárcel política en nuestro suelo, a los fusilados por combatir el régimen totalitarista, a los que despertamos cada día, sobresaltados, en otra tierra, y a nuestro querido pueblo que sufre, allá, en nuestra pequeña tierra, con la libreta de abastecimiento en la mano y la mirada puesta en el extranjero, esclavo y prisionero de un loco oportunista.


Un patriótico abrazo


Héctor

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