martes, 25 de septiembre de 2007

SATIRA



LOS ELECHIMVAS DE SOLILOCO



Autor: Héctor Peraza Linares



El que ha sembrado diez pedazos de ñame y dice que sembró doscientos, tendrá que comerse sus mentiras cuando el ñame se le acabe.
Proverbio Yoruba.


Compañeros y compañeras: Voy a dirigirles unas breves palabras para darles a conocer los planes y contraplanes que actualmente maneja el Gobierno Revolucionario.

En cuanto a la producción lechera, me resulta muy grato informarles que, pronto, muy pronto, pero que muy requetepronto, cada una de nuestras vacas estará produciendo no menos, fíjense bien: ¡No menos de cien mil litros de leche diarios! (Atronadores aplausos). Desde la tribuna se escucha el grito de un invitado al acto, miembro del gobierno español de José Luis Rodríguez Zapatero:

¡ÉSTO ES LA LECHE!

En España, un militante del Partido Popular, presidido por Mariano Rajoy, al escuchar por la radio lo dicho por el caribeño orador sentencia:

¡ÉSO TIENE MALA LECHE!

Del público, alguien vocifera:

¡TENGO LA LECHE HECHA CUADRITOS!

Otro, un hombre de unos cuarenta años, vocea:

¡A MÍ NO ME HAN SALIDO TODAVÍA LOS DIENTES DE LECHE!

¿Cómo vamos a saltar de los dos gramos de leche que como promedio aportan individualmente nuestras vacas hoy por hoy, a los cien mil litros que aportará cada una de ellas a partir del primero de enero del próximo año? Esa astronómica cifra de litros de leche por vaca o de vaca por litros de leche, que nos permitirá enviar a las casas la leche por tubería, tal y como hacemos con el agua, y convertirnos de la noche a la mañana en el país mayor exportador de leche y sus derivados del mundo, la conseguiremos gracias a las instrucciones que, en materia de genética y alimentación ganadera, he impartido en los últimos tiempos a los jefes de los planes ganaderos de toda la isla. A ellos les dije:
“Dicen las malas lenguas de Miami que: <¡Pa’ la leche que da la vaca, que se la mame el ternero!>. Yo les digo a ustedes, compañeros y compañeras responsables de los planes ganaderos de nuestro país que, si siguen al pie de la letra las instrucciones que les he dado: ¡No un ternero! Óiganlo bien: ¡Ni siquiera un millón de terneros serán capaces de mamarse la leche que dará la más insignificante vaquilla de nuestro raquítico rebaño!”. (Multitud de exclamaciones preposicionales, entre ellas):

¡LA LECHE ES DEL PUEBLO!
¡LA LECHE ES PARA EL PUEBLO!
¡LA LECHE ES POR EL PUEBLO!
¡LA LECHE ES SEGÚN EL PUEBLO!
¡LA LECHE ES CON EL PUEBLO!
¡LA LECHE ES CONTRA EL PUEBLO!
¡LA LECHE ES SOBRE EL PUEBLO!
¡LA LECHE ES ENTRE EL PUEBLO!
¡LA LECHE ES DESDE EL PUEBLO!
¡LA LECHE ES TRAS EL PUEBLO!


Una joven del público, recién casada, ruge:

¡DAME LA LECHE!

Así será. Habrá tanta leche para nuestro pueblo, queridos compañeros y compañeras, que nuestras amas de casa utilizarán la leche para fregar los cacharros de cocina (Aplausos). Para limpiar los pisos de sus casas (Aplausos y chillidos). Para lavar la ropa (Aplausos, chillidos, y patadas). Para bañarse (Aplausos, chillidos, patadas y pellizcos). Para regar las plantas de los jardines (Aplausos, chillidos, patadas, pellizcos y bofetones). Para los servicios sanitarios (Aplausos, chillidos, patadas, pellizcos, bofetones y pescozones). Para freír los huevos de sus maridos (Aplausos, chillidos, patadas, pellizcos, bofetones, pescozones y puñetazos).

Por nuestros nauseabundos ríos comenzarán a correr, a raudales, torrentes de leche (puñetazos). Nuestras lagunas se llenarán de leche (pescozones) Los mares que rodean nuestra isla los convertiremos en mares de leche (bofetones). Nuestros acueductos sólo almacenarán leche (pellizcos). De nuestros pozos sólo se podrá sacar leche (patadas). ¡Orinaremos leche! (chillidos). ¡Defecaremos leche! (aplausos). ¡Eyacularemos, leche de vaca! (palmadas). Hasta la lluvia, queridos compañeros y compañeras, será una lluvia ciento por ciento compuesta, no por insignificantes gotas de agua, sino: ¡Por gruesos y calientes chorros de leche! Aplausos prolongados y gritos de:

¡VIVA LA LECHE!

¡ABAJO EL IMPERIALISMO!

¡LA REVOLUCIÓN ES LA LECHE!

Nuestra producción de leche será tan descomunal, que podremos poner en funcionamiento un lecheducto que nos permita enviar los excedentes lecheros a Canadá, Rusia, China. La Unión Europea, Australia, América del Sur y Central y Oceanía. Claro está que: ¡Por un problema de orgullo nacional, de soberanía y de dignidad patriótica, no le venderemos ni un solo litro de leche a los imperialistas norteamericanos! ¡Ni un solo litro de leche! – Del público salen voces que, a golpe de conga, dicen:

¡NI TRES!

¡NI DOS!
¡NI UNO!

¡NI NINGUNO!

¡TÓCAME UN SON MONTUNO!

Ellos gritarán. Ellos llorarán. Ellos suplicarán que le vendamos nuestra leche. ¡Pero nuestro pueblo, digno heredero de los más genuinos lecheros cubanos, no aceptará que nuestra leche ruede por las calles de Miami o de cualquier otro Estado norteamericano! ¡Que los imperialistas, y sus corifeos o coribonitos, griten todo lo que quieran gritar, lloren lo que quieran llorar, supliquen lo que quieran suplicar! ¡Nuestro pueblo jamás consentirá en alimentar con nuestra leche al imperialismo y su mafia de Miami! – Enardecidas exclamaciones brotan de la multitud:



¡ABAJO LA LECHE DE LOS AMERICANOS!
¡VIVA LA LECHE DE LOS CUBANOS!
¡PIN! ¡PON! ¡FUERA!
¡ABAJO LA LECHE ENTERA!



Que lo sepan bien los yanquis y sus secuaces: ¡La leche cubana, la leche de las vacas cubanas, la leche de las revolucionarias, honestas, cívicas, internacionalistas, milicianas, miembros de la Federación de Mujeres Cubanas, y valientes vacas cubanas no irá a parar nunca al vientre de nuestros enemigos! ¿Saben ustedes por qué, compañeros y compañeras? – pregunta. El público responde a una sola voz:



¡¡¡¡¡NO!!!!!



¡Puesto que si vendiéramos la leche a los yanquis, se sobrealimentarían! ¡Si cometiésemos tamaño error geo-estratégico y leche-táctico, el día en que los gringos se decidieran a atacarnos, que ya va siendo hora de que lo hagan, pues desde hace cerca de cincuenta años esperamos que nos invadan y aún, cobarde y criminalmente, no se han decidido a llevarlo a cabo, los americanos estarían tan fuertes como lo estará el pueblo cubano gracias, repito, a las grasas emulsionadas, proteínas, vitaminas, sales minerales, polietileno, petróleo, piedras, arena, cemento, hierro, madera, aluminio, cristal y acero inoxidable que tendrá, en su contenido alimenticio, nuestra futura producción lechera! Aplausos prolongados. Los congregados entonan una famosa canción:



TENGO UNA VACA LECHERA
¡ES UNA VACA GUERRERA!
ME DA AGUA OXIGENADA
HAY QUE VACA TAN MAMADA
¡TOLÓN! ¡TOLÓN!
¡SIN SALCHICHÓN!



¿Qué hará la revolución con la leche que no podamos ni consumir ni exportar? ¿Qué hará la revolución con el exceso de vacas, con el exceso de toros, con el exceso de bueyes, con el exceso de terneros y terneras que inexorablemente llegaremos a tener? Nuestros eternos enemigos, como siempre, lanzan desde ahora campañas de descrédito contra la revolución, asegurando que nuestro gobierno y nuestro pueblo revolucionario no sabrán qué hacer con tanta leche, con tanta vaca, con tanto toro, con tantos bueyes, con tantas terneras y terneros y, por supuesto, con tanta carne vacuna.



En su odio contra nuestra patria la gusanera de Miami, haciéndose eco de las falacias que contra la revolución lanza a diario el imperialismo yanqui, comenzarán inmediatamente a proclamar a los cuatro vientos que seremos incapaces de darle un uso adecuado, racional, científico, deportivo, fructífero, espiritual y sexual, para la salud del pueblo y para la salud financiera de la nación, a nuestros excedentes lecheros y carnívoros.



¡Qué lejos están de saber nuestros enemigos de lo que somos capaces los revolucionarios! ¡Qué lejos están nuestros enemigos de saber de lo que es capaz la revolución! ¡Qué lejos están nuestros enemigos de saber de lo que es capaz nuestro pueblo y sus dirigentes! ¡Qué poco conocen nuestros enemigos a los revolucionarios, a la revolución, a nuestro pueblo y a sus dirigentes!



¡¡Sepan ustedes, señores imperialistas que los dirigentes de este heroico pueblo, nos tomaremos y nos comeremos todos los billones de litros de leche que sobren, y todos los billones de kilogramos de carne vacuna que sobren, aunque tengamos que pasarnos la vida entera del timbo al tambo y del tambo al timbo!! Ovación y gritos de:



¡VIVA EL TIMBO!
¡VIVA EL TAMBO!
¡¡VIVAN EL TIMBO Y EL TAMBO!!
¡¡VIVAN EL TAMBO Y EL TIMBO!!



Desde luego: no hará falta que los dirigentes demos una vez más prueba de nuestro espíritu de sacrificio bebiéndonos los sobrantes de leche porque, para ese entonces, habremos puesto en marcha, a lo largo y ancho de todo el país, una cadena de fábricas de elaboración de quesos, mantequillas, yogures, y de leche condensada, evaporada, merengada, tomatizada, aguacatizada, pepinizada, platanizada, calabacizada, y en polvo que serán, sin ningún género de dudas y sin dudas de ningún género: ¡Los mejores quesos, las mejores mantequillas y la mejor leche condensada, evaporada, merengada, tomatizada, aguacatizada, pepinizada, platanizada, calabacizada y en polvo del mundo!



En cuanto a la carne vacuna será tanta, dispondremos de tanta carne vacuna que llegará un momento en que construiremos las viviendas del pueblo con carne de res (el público aplaude con los pies). LLegará un momento en que las carreteras dejaremos de construirlas con asfalto y comenzaremos a construirlas con carne vacuna (el público aplaude con los codos).




LLegará un momento en que las hojas de los libros y de los periódicos, los muebles de sala y de cocina, los tejados y los pisos, la pantalla de los televisores, los cepillos de dientes, los cordones y los condones, y hasta las cunas de los recién nacidos y los féretros, serán elaborados con carne de vaca, de toro, de novilla o de ternera. (el público aplaude arrancándose los ombligos, y haciéndolos estallar, como cohetes, contra el asfalto de la Plaza de la Revolución). ¡Con tan revolucionaria, marxista-leninista y genial solución nuestro pueblo nunca pasará hambre! ¡Cada ciudadano de este país estará rodeado de carne vacuna por todas partes, desde el nacimiento hasta la sepultura! - Aplausos y voceríos. Las mujeres vocean:



¡VIVAN LOS CONDONES DE CARNE!



Los Funerarios vociferan:



¡VIVAN LOS FÉRETROS CARNÍVOROS!



En medio del vocerío, los hombres, lanzando dentelladas a las mujeres que tienen a su alrededor, aúllan masturbándose:



¡VIVAN LAS CARNES!



En el tumulto, para dar a conocer que está en la fuácata, sin un centavo, alguien ladra:
¡ESTOY EN CARNE!



¿Cuál será, compañeras y compañeros, nuestro aporte en materia de ingeniería genética y de alimentación del ganado vacuno para que en un futuro próximo alcancemos los volúmenes increíbles de carne y de leche a que, sin duda de ninguna clase y sin clase de ninguna duda, llegaremos, cueste lo que cueste, pase lo que pase y pase lo que cueste y cueste lo que pase?



Nuestro aporte será, compañeros y compañeras: ¡Cruzar nuestras vacas Holstein, descendientes de la difunta Ubre Blanca, con elefantes y el resultado cruzarlo, a su vez, con chimpancés!



De tal manera que la ganadería híbrida que saldrá de tal combinación tendrá, en primer lugar, un tamaño descomunal, heredado de los elefantes; en segundo lugar, la posibilidad de andar de árbol en árbol como los monos, con lo cual podrá vivir y alimentarse desde y de los propios árboles; y, en tercer y último lugar, la capacidad de producir hasta cien mil litros de leche diarios, como hubiera producido Ubre Blanca si no hubiese muerto prematuramente.



A esa simbiótica raza lechera la llamaremos Elechimva. Ele, por los elefantes, chim, por los chimpancés, y va, por las vacas.



¡Hasta que no alcancemos la cifra de diez trillones de ejemplares, no exportaremos ni un solo Elechimva!



Como comprenderán, compañeros y compañeras:



¡El futuro de la Patria está en los Elechimvas! Atronadores aplausos.



¡DAME LA E! – grita alguien.
¡¡¡¡¡E!!!!! – Responde la gente.
¡DAME LA ELE!
¡¡¡¡¡ELE!!!!!
¡DAME LA E!
¡¡¡¡¡E!!!!!
¡DAME LA CE!
¡¡¡¡¡C!!!!!
¡DAME LA ACHE!
¡¡¡¡¡ACHE!!!!!
¡DAME LA I!
¡¡¡¡¡IIIII!!!!!
¡DAME LA EME!
¡¡¡¡¡EME!!!!!
¡DAME LA UVE!
¡¡¡¡¡UVE!!!!!
¡DAME LA A!
¡¡¡¡¡A!!!!!
¡DAME LA ESE!
¡¡¡¡¡ESE!!!!!
¿QUÉ DICE?
¡¡¡¡¡ELECHIMVAS!!!!! – responde la multitud.
¡¡NO SE OYE!!
¡¡¡¡¡¡¡ELECHIMVAS!!!!!!!
¡¡MÁS ALTO!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ELECHIMVAS!!!!!!!!!!
¡¡¡QUÉ LO OIGAN LOS YANQUIS!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ELECHIMVAS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ELECHIMVAS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡RRA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡RRA¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡RRA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!



De las gargantas de la muchedumbre se desprenden las amígdalas y caen al piso centenares de miles de cuerdas vocales. Los decibeles de los gritos son tan elevados que los tímpanos se revientan. Las manos, las plantas de los pies y las orejas se desgastan de tanto aplaudir. Un miedo a ser chivateado a la Seguridad del Estado, adquirido a lo largo de cerca de medio siglo de vigilancia colectiva, provoca que nadie quiera ser el primero en dejar de ladrar, que nadie quiera ser el primero en dejar de balar. Los perros de pelea, ladran. Las ingenuas ovejas, balan.



El orador se mesa la barba, estira el cuello, se rasca la barriga por encima del chaleco anticañonazos, se ajusta la pistola Makarof, la desenfunda, tira siete tiros al aire, se come un enchilado de langosta, se sienta, cruza las piernas, bosteza, da una conferencia de prensa de nueve horas, preside una reunión con el Consejo de Ministros de su monogobierno, fornica, se duerme, y espera, paciente, a que cesen los ladridos y balidos de la efervescente multitud para continuar su inefable discurso.



A esa misma hora, un niño que el día anterior cumplió los siete años de edad, le dice a su madre:



- Mima, tengo hambre. Dame un vaso de leche.



La madre le responde:



- Hijo, ya cumpliste siete años. A partir de ahora, porque así lo dispone la revolución, no volverás a tomar leche nunca más. Pero no te preocupes: ¡Por suerte, el Comandante acaba de decir que, en un futuro, Cuba será un mar de leche gracias a los Elechimvas!



El niño, obediente y esperanzado, se lleva el dedo gordo de su mano derecha a la boca y, para calmar el hambre, comienza a chuparlo...
-¡Chupa, hijo! ¡Chupa! – le dice la madre.




(Continuará)

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