martes, 25 de septiembre de 2007

SATIRA


CAUSA ‘EL HABANO’ CAÍDA
DEL TURISMO EN LA ISLA


Por: Héctor Peraza Linares.

El Hombre moderno es gestado, nace, crece.
Se desarrolla, estudia, juega.
Trabaja.
Hace el amor.
Se enamora, casa.
En ocasiones, divorcia.
Ríe, llora.
Gana, pierde.
Tiene hijos.
Muere.
Es enterrado en una ciudad a la que considera su segunda madre.
Los buenos hijos defienden la pureza de sus madres.
Los cubanos somos buenos hijos.
Es por eso, quizás, que a nuestras madres las llamamos puras.

La Habana es una pura.

(De la autobiografía del Caballero de París, novio eterno de La Habana).

En un lugar de Europa se reúnen las ciudades del mundo para adoptar trascendentales acuerdos a propósito del supuesto cambio climático global. Madrid, preside la reunión.
- Tiene la palabra Don París – expresa la capital española.

- Con voz de hierro, que le sale de la armazón de la torre Eiffel, monsieur París dice:

- Yo, para contribuir a minimizar los efectos del cambio climático, lo que necesito es que al Sena le cambien el nombre.

- ¿Qué nombre desea ponerle? – le pregunta Madrid.

- Quiero que mi Sena se llame Seno. ¡Así no tendré que ir a La Habana para disfrutar de un hermoso pecho femenino!

Al escuchar lo dicho por París, Estocolmo, en solidaridad con La Habana, en la voz de su excelencia, el señor Carl Bildt, su Ministro de Relaciones Exteriores, pide la libertad de los más de trescientos presos de conciencia cubanos, prisioneros del régimen castrista e, indignado por lo dicho por monsieur París, grita:

- ¡Yo, Estocolmo, digo que esto colmó mi paciencia!

- ¡Protesto! – expresa roja de ira, que no de ideología, la capital cubana. – ¡Las palabras de Don París me ofenden! ¿Qué se ha pensado usted, viejo verde? ¿Qué soy una prostituta? ¡Pues está en un craso error! Hasta 1959 fui una de las urbes más castas y puras del orbe. Nadie me tocaba las ubres sin mi consentimiento. Lo hacía ¡pol amol! De allá para acá un dictador llamado Castro me ha arruinado por completo. Ahora mis calles están llenas, no sólo de baches, sino también de jineteras.

Desde Noruega, Oslo interviene:

- ¡La Habana no aguanta más! Está harta de escucharnos a los europeos decir que antes de 1959 ella era el burdel de los Estados Unidos. Eso es una mentira histórica que nos hemos inventado los europeos para justificar el hecho de que, aprovechándonos de la miseria en que viven las cubanas bajo el régimen de Castro, hayamos convertido a la isla de Cuba en el paraíso sexual de Europa. ¡Os lo digo!


Bon pide la palabra:

- Yo, en lugar de Bon, pido que de hoy en adelante me llamen Bombón. ¿Saben por qué? Les diré: porque uno de los piropos de los cubanos hacia las mujeres, cuando son bellas, es llamarlas bombón.

- ¡¡Con eso sí estoy de acuerdo!! – expresa La Habana, dejando escapar una sonrisa socarrona. Para apuntalar lo dicho por Bon, agrega – Cuando una chica hermosa camina bajo el sol por una acera, un cubano, al verla, le dice:

- Cambia de acera, mamita, ¡Qué los bombones se derriten bajo el sol!

El chiste hace reír a todas y a todos. A Londres le da un ataque de risa tan fuerte que se le atraganta el minutero del Big Ben entre dos de los puentes del Támesis.
Mi socia, a ti se te atragantó el Big Ben porque eres más vieja que el Big Bang – le dice la simpática Habana. Vuelven a oírse estruendosas carcajadas.

Londres, una vez que logra calmar su explosión de risa, con la conocida flema inglesa, le responde a la capital caribeña:

- Habana, yo te comprendo: Una muchacha tan linda como tú, si no tiene qué darle de comer a sus padres, o a sus hijos e hijas; si no cuenta con dólares para comprar medicinas o ropas en las shoppings propiedad de Castro; si carece hasta de un desodorante, jabón o tubo de pasta dentrífica, es hasta cierto punto comprensible que se dedique a la jinetería, es decir, que se prostituya con los turistas, en especial europeos y, principalmente españoles, que visitan la isla. To be or not to be: ¡That is the question! Te diré algo que pocos en el mundo conocen: Lo que quiso decir Shakespeare con esa frase es, precisamente, el grito de batalla de las jineteras: ¡Sálvese quién pueda!

-¡That is the question! – manifiesta, desde las antípodas australianas, Camberra.

A renglón seguido apunta:

- ¡Yo, Camberra, juro que La Habana no es una gamberra!

- Es verdad lo que dice Camberra – sentencia Lobito, la delegada de Angola - La Habana no es una gamberra. Es una ciudad decente, acogedora, honrada, de muy buenas costumbres. No tiene la culpa de que el régimen la obligue a jinetear. Eso lo conocí cuando Castro, tratando de imponer el comunismo en mi tierra, envió a miles de habaneros a morir aquí. Yo, Lobito, lo vi to’ así.

La diva de Albania, Tirana, expresa de sopetón:

- ¡La Habana jinetera, es la causante del calentamiento del planeta!

Madrid, haciendo uso de su Real autoridad, tras dar un mazazo en La Rambla de Barcelona, le señala a la que acaba de hablar:
- Vos no tenéis derecho a hacer uso de la palabra. ¡Vos sois la versión femenina de Castro! Él es, tirano. ¡Vos sois, Tirana!

Ecuador, por medio de Quito, le responde a Tirana:

- ¡Yo, Quito, no quito ni una palabra a lo dicho por Madrid!

Desde el África, Addis Abeba, vocifera:

- La Habana no tiene la culpa de ser caliente. Ella es así porque de la caña de azúcar se saca el aguardiente, que es una bebida, como es sabido, ardiente. ¡La culpa del calentamiento global la tiene Maputo!

El aludido, desde Mozambique, lanza su réplica:

- ¡Yo soy Maputo. É Verdá. Pero no soy el má puto!

En medio del debate, Suiza, completamente ebria de paz, grita:

- ¡La Habana se ha tomado mi Ginebra!

De súbito supino, La Habana comienza a llorar desconsoladamente:

- Castro me ha convertido en el burdel de Europa, de parte de Asia y de Canadá. Algunas, como Tirana, me acusan de ser la culpable del calentamiento global. Suiza piensa que me he tomado su Ginebra.

En solidaridad con La Habana, Brujas, una de las belgas delegadas al encuentro, manifiesta conmovida:

- ¡¿Qué es esto?! ¡Estamos llevando a cabo una caza de brujas contra La Habana!

La Habana no llora más. Con gran dignidad manifiesta:

- Voy a demostrarles que no soy una prostituta. Les confesaré el secreto que he guardado durante mis más de cuatrocientos años de existencia.

Las frases de la cubana crean gran expectación entre los asistentes a la reunión. Se producen comentarios, cuchicheos, voceríos, discusiones, gritos y golpes que desembocan en una reyerta de envergadura. Madrid, para poner orden en aquel gallinero, con cuatro viejos mosquetes dispara cuatro tiros al aire desde la Puerta de Alcalá, y exclama:

- ¡Silencio mundial! ¡Qué hable La Habana o que calle, con sus calles llenas de baches y de jineteras, para siempre!

- Les diré mi secreto, pero antes les haré dos preguntas. ¿Saben ustedes cuál es el país del mejor tabaco del mundo?

- ¡Cuba! – le responden a coro.

- ¿Saben ustedes qué nombre recibe un puro en España?

- ¡Habano! – le dicen.

- ¡That’s the question! Les confesaré mi secreto para que comprendan por qué ni he sido ni soy ni podré ser nunca una prostituta. Por ser la capital del país que produce el mejor puro del mundo, como en realidad me llamo no es La Habana, sino: ¡El Habano!

La noticia cae como una bomba en aquella reunión. Se crea el caos absoluto. En medio del tumulto y el desorden se oyen con claridad algunas frases:

- Después del cambio de sexo de La Habana por El Habano, nuestra Europa no será nunca más Europa. ¡Ahora querrá ser Europo! – expresa solemnemente París.

- ¡Y Canadá pretenderá ser Canadó! – asegura Ontario.

Suiza, abriendo uno de sus cartones, advirte que a partir de aquel día se llamará Suizo.

Para no quedarse atrás, y estar a la moda, Maputo vocifera:

- ¡Yo me llamaré Maputa!

- ¡Esto es el fin del mundo! - vocea Madrido – ¡Doy por terminada la reunión! ¡That is the question!

El Habano, según fuentes diplomáticas acreditadas en la isla, se acaba de hacer una operación de cambio de sexo mediante la cual le implantaron, en el municipio Centro Habana, un puro H Uppman del que penden dos bolas de hierro de los antiguos cañones del Morro conocidos como ‘Los Doce Apóstoles’.

La transformación de El Habano llenó los titulares de la prensa escrita y digital, y los noticieros de radio y televisión del mundo. Cientos de miles de españoles, europeos, canadienses y asiáticos, practicantes viciosos y asiduos del turismo sexual en Cuba, ante el cambio de sexo de la capital cubana, han decidido no viajar más de turismo a la isla.

Sentado frente al malecón, en la azotea de una embajada europea de habla hispana, El Habano expresó a un periodista independiente:

- He liquidado al turismo sexista. Ahora tengo un nuevo proyecto.

- ¿Cuál? – le preguntó el reportero.

-¡Acabar con el régimen castrista!

-¿Lo jura?

-¡Lo juro!

-¿Por quién lo jura?

-¡Por la pura!

No hay comentarios: