lunes, 24 de septiembre de 2007

SATIRA

LOS SUPERREVOLUCIONARIOS
Y
LA CICUTA




Diario GRANMA


ÖRGANO OFICIAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Riflexiones del Comandante en Jefe (5)




Los superrevolucionarios son una mezcla de:

pseudorrevolucionarios,

minirrevolucionarios,

suprarrevolucionarios,

megarrevolucionarios,

tontorrevolucionarios,

tarrúrrevolucionarios

y contrarrevolucionarios.

¡Son, en fin de cuentas, enemigos de la revolución!


Ellos me aconsejan que abra de par en par la economía del país a la inversión extranjera. ¡Algo parecido me dijo el Papa Juan Pablo II cuando visitó a Cuba! ¡Quieren ser más papistas que el Papa! ¡Quieren bailar en casa del trompo! ¡Quieren que la carreta vaya por delante de los bueyes!

¡Quieren que al pueblo cubano le llenemos los bolsillos de dinero para que los habitantes de este país dejen de ser comunistas y se conviertan en consumistas!
No se puede inundar con dinero el país sin vender soberanía. La palabra soberanía viene de soberano. ¡Yo soy el soberano de este país! ¡Yo soy su soberanía! Por lo tanto, si los bolsillos de los cubanos de la isla se llenan de dinero, como pretenden los superrevolucionarios, ¡yo sería vendido como se vende un buey viejo e inútil al matadero! ¡Y a mí nadie me vende como un buey viejo e inútil al matadero de la historia!

El pueblo, por el amor infinito que me profesa, antes que perder la soberanía, es decir, antes de permitir que me envíen al matadero de la historia, prefiere tener los bolsillos, el estómago, la cocina, los escaparates, los periódicos, la televisión, la radio, las farmacias, las bodegas, las carnicerías, las panaderías, las dulcerías, las pescaderías, la mente, y el futuro vacíos. ¡Yo soy la soberanía! ¡La soberanía soy yo! ¡L`etat c’est moi!

¡Doy mi reino por otro caballo! ¿Quién es el caballo? ¡El caballo soy yo!
Nadie ha sido más crítico que yo de nuestra propia obra revolucionaria. He criticado a mis ministros, a miembros del Comité Central y del Buró Político. He criticado y condenado a la muerte por fusilamiento a militares como el General Ochoa. He criticado a timbiricheros, merolicos, boliteros, macetas y cuentapropistas.

Lo que nunca he hecho ni haré jamás será autocriticarme. ¡Mis enemigos darían un ojo de la cara porque yo me criticara a mí mismo y dijera, por ejemplo, que he sido y soy un irresponsable, un criminal, un gran ladrón, un traidor, un mentiroso, un demagogo, un megalómano, un charlatán, un politicastro, un cantamañas, un fariseo, un tartufo, un engañabobos, un aprendiz de genocida, un buscaguerras, un tirano, un diablo hecho persona, un loco! Detuve a tiempo la inversión extranjera en viviendas.

¿Qué pretenden los extranjeros? ¡Pretenden, nada más y nada menos, que inundar de casas nuestra isla! ¡Qué insolencia! ¡Qué desvergüenza! ¡Qué estúpida manera de manifestar los superrevolucionarios su vicio consumista! ¡El pueblo cubano no quiere casas! ¡El pueblo cubano lo que quiere son cosas! ¡Y yo llevo casi cincuenta años dándole esas cosas a través de la cartilla de racionamiento!

¡Casas, no!
¡Cosas, que no sean por la cartilla de racionamiento, tampoco!
¡Ni casas, ni cosas, ni siquiera el Padre Las Casas!

¡Ni tampoco el antiguo programa televisivo Casos y Cosas de Casa!
¡No es lo mismo un pueblo pobre, sin casa ni comida en abundancia ni automóvil ni libertad de expresión, de asociación o de reunión, ni ropa ni zapato ni celular ni computadora ni mp-4 ni GPS ni Play Station ni juguetes ni quesos ni leche ni jamones ni aceitunas ni frutas ni vegetales y sin la posibilidad de viajar de turista a países extranjeros, pero comunista; que un pueblo rico, con casas, comida en abundancia, automóvilies, libertad de expresión, de reunión y de asociación, ropas, zapatos, celulares, computadoras, mp-4, GPS, Play Station, juguetes, quesos, leche, jamones, aceitunas, frutas, vegetales y con la posibilidad de viajar de turista a países extranjeros, pero consumista!

¡Nuestro pueblo prefiere seguir siendo muerto de hambre y comunista, antes que rico y consumista!

Comunistas, ¡sí!

Consumistas, ¡no!

Que a nadie le quepa la más mínima duda: los revolucionarios somos comunistas; los superrevolucionarios ¡son consumistas!

¿Es lo mismo un superrevolucionario que un contrarrevolucionario! ¡No y cien mil veces no! Un superrevolucionario es peor que un contrarrevolucionario. Al contrarrevolucionario, el revolucionario lo tiene fuera y de frente; al superrevolucionario, el revolucionario lo tiene a la espalda y dentro. En conclusión: un superrevolucionario es un revolucionario que porta en su interior un contrarrevolucionario.

En lenguaje biotecnológico, un superrevolucionario es un gusano de segunda generación.

Reconocen nuestros avances como quienes conceden limosnas.

¡Desconocen que el gobierno revolucionario cubano prohibe la mendicidad! ¡Aquí el único autorizado a mendigar soy yo! ¡La ex Unión Soviética nos daba a diario una limosna de ocho millones de dólares que yo me encargaba de despilfarrar en guerras por todo el mundo, infiltración de espías en Estados Unidos y otros países capitalistas, propaganda comunista dentro y fuera de la isla, y en geniales planes surgidos de mi cabeza con los cuales he ido destruyendo, año tras año, la economía de este país!

Ahora le mendigo a Chávez petróleo y ayuda financiera. Me enorgullezco de ser el más grande mendigo revolucionario de la Historia de la humanidad.

¡En esta riflexión aprovecho para autoproclamarme Comandante en Jefe, Primer Ministro, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministro, Secretario General y Máximo Líder de los Mendigos del Mundo!

¡Soy el superjefe del lumpenproletariado mundial! ¡Si Carlos Marx resucitara y viera lo bien que desempeño tamaña responsabilidad!

¡¡Una limosnita internacional de quinientos mil millones de dólares antes de que estire la pata, por favor!! ¡Necesito mucho dinero para mi inminente viaje al más allá! En el sepulcro de los faraones sus súbditos colocaban enormes riquezas. ¡En el mío mis súbditos tendrán que colocar a la isla de Cuba y sus once millones de habitantes! ¡Será la pirámide más grande del mundo!

¿Qué es lo que pretenden darme los superrevolucionarios? ¿Una limosna como la que me daba la URSS o como la que me da Chavez? ¡No! Los superrevolucionarios chinos, rusos, latinoamericanos y españoles de la llamada izquierda extrema lo que ansían darme es ¡veneno puro! Tales superneoliberalistas me aconsejan que libere la economía para que de esa forma cada obrero en la isla posea dos coches, como sucede en Estados Unidos y otros países desarrollados.

¡Ahí está el veneno puro! ¿Qué veneno? ¡El CO2! ¿Qué significa CO2? Significa: CADA OBRERO 2 automóviles ¡Semejante consumismo no cabe en el comunismo! ¡Aquí los únicos que puede tener dos o doscientos coches somos los dirigentes comunistas, no consumistas, de este país!

Contagiados con la propaganda imperialista se sienten supermanes revolucionarios cuando en realidad no son otra cosa que superratones contrarrevolucionarios. ¡Sepa Brandon Routh, el último y reciente intérprete de Superman, que ni Clark Kent ni él podrán destruir la revolución! ¡Y la revolución soy yo! ¡ Y yo soy más fuerte que Superman, porque a mí no me hace daño ni me mete miedo la criptonita! ¡La criptonita es un arma de la revolución!

Quieren que me tome la cicuta, ¡veneno puro!, igual que se la tuvo que tragar Sócrates, hace dos mil cuatrocientos años. ¿Qué pretenden con eso?

Si en tiempos de hambruna, en la isla de Zea, en la antigua Grecia, los hombres mayores de 60 años eran obligados a tomarla por el bien común, en un sacrificio tendiente a que los alimentos fuesen suficientes para el resto de la población, yo digo, y más que digo, afirmo, que en este país, para que los alimentos sean suficientes, ¡deben tomar la cicuta todas las personas mayores de diez años, menos yo!

Las recetas para la economía cubana que me sugieren los superratones superrevolucionarios, constituyen una trampa mortal en la que no caeré. ¡No hay trompo, trompeta, trompa ni trompada que me haga caer en semejante trampa de los tramposos trampolinistas neoliberales de izquierda!

¡Abajo la cicuta contrarrevolucionaria!

¡Viva la criptonita revolucionaria!

No hay comentarios: